martes, julio 01, 2014

NOTICIA 1361ª DESDE EL BAR: CRÓNICA DEL QUE VOMITÓ SOBRE SU AMIGO MUERTO

El tercer relato de esta semana en conmemoración de los cien años del comienzo de la Primera Guerra Mundial lo escribí en 1998 para una revista juvenil llamada Claxon. Pertenecía al Centro Juvenil Cisneros, de Alcalá de Henares, el cual sigue en activo y es de fundación salesiana. Yo iba allí porque mis amigos eran socios y mi entrada era libre. Con el tiempo hasta fui uno de sus monitores, con un taller de Cine Club. Es más significativo que colaboré con ellos con su revista entre diciembre de 1996 y marzo de 1998, luego pasé a ser colaborador desde diciembre de 1998 a mayo de 1999, y estuve en ella algo inactivo hasta 2000. Tenía una tirada de unos 300 ejemplares cada número, a repartir en institutos de enseñanza y en otros centros juveniles. Fundamentalmente era literaria y de inquietudes juveniles, siempre vigilada muy de cerca por los salesianos. De hecho se sufrió la censura en más de una ocasión. Es algo que comenté muy por encima con motivo de una colaboración con El Tornillo de Klaus, en la Noticia 1133ª. También lo mencioné de pasada en la Noticia 863ª y en la presentación del capítulo ocho de otro relato, en la Noticia 1080ª. Esta es una de las cuatro revistas que en mi adolescencia fueron destacadas a la hora de publicar relatos y poemas propios y de animar y coordinar a una serie de amistades para que hicieran lo mismo y con los cuales, con casi todos, mantengo un gran, fuerte y fluido contacto aún todavía hoy (redundo en ello a drede). El porqué llegué a ella, qué ocurrió en ella, los muchos porqués que deja abiertos y qué significó y cómo fue la salida de la revista, es motivo muy extenso para otra ocasión. En todo caso, este es el primer relato que publiqué para esta gente, tuvo gran éxito entre muchos chavales de mi edad que lo leyeron, pero a todos los salesianos del centro en ese momento, salvo a uno, les horrorizó el relato, a pesar de que en principio permitieron publicarlo y además sin cambiar nada de él. Lo que dicho en pleno 1998 cuando lo escribí suena raro, más aún dicho en 2014, pero, ah señores, la censura no tiene porqué tener leyes que la avalen para existir, y muchos son los caminos del Señor... 



CRÓNICA DEL QUE VOMITÓ SOBRE SU AMIGO MUERTO

Una vez le pregunté a mamá: “¿Mamá, cuándo volverá papá?”, y mamá me dijo que pronto, porque Dios estaba con nosotros y pronto iba a terminar la guerra. Entonces le dije: “Mamá, ¿los confederados son americanos como nosotros?”. “Sí, hijo, sí que lo son”, me contestó y en mi inocencia volví a preguntar: “Si también son americanos, entonces ¿por qué Dios no está con ellos también?”. Y mamá se calló y comenzó a llorar. Yo era tan pequeño… pero mamá llevaba razón porque la guerra terminó aquel año y la habíamos ganado, aunque papá no regresó y yo le pregunté a mamá: “Mamá, ¿por qué no ha regresado papá? ¿Es que Dios no estaba con nosotros?”. Y mamá llorando me dijo: “Sí, Tommy, Dios estaba con nosotros y hemos ganado la guerra y papá ha ido a darle las gracias”. “¿Ha ido con el presidente Lincoln, mamá?”. “Sí, hijo, con el presidente”, me dijo…

Ahora he crecido, tengo más años, tengo galones y estoy en la guerra, como papá. No sé si Dios está con nosotros, pero al menos sí lo están Gran Bretaña y Francia y otros países e, incluso, hasta hace poco, Rusia, y también están con nosotros nuestros cañones, y la aviación, y las nubes de gas, y las alambradas y las ametralladoras, y los lanzallamas y los carros de asalto… Si tenemos todo eso, puede que Dios sí esté con nosotros y pronto ganemos esta guerra. Puede que en meses podamos plantar la bandera de la Libertad en el culo de Guillermo II y pasear por Berlín en sidecar. Dios sí debe estar con nosotros, pese a que en las trincheras la sangre de las piernas perdidas de nuestros jóvenes forme masa con el barro, pese a que la muerte que llueve del cielo deforme entierre batallones enteros, pese a que en el campo agujereado y diezmado se hayan clavado feos espantapájaros humanos en las alambradas, pese a que el gas nos hinche hasta sangrar por los ojos y vomitar trozos de pulmón, pese a que nuestros soldados hasta la muerte se acurruquen en lo más profundo de la trinchera y lloren llamando a su madre con la cara entre las manos… Pese a todo, sé que Dios está de nuestra parte y que vamos a ganar esta guerra pronto, porque, cuando piso el suelo de una trinchera enemiga y veo lo mismo que en las nuestras, el poco tiempo que podemos estar en ellas, sé que lo que veo es forzosamente diferente. Es la gloria y la victoria.



Por Daniel L.-Serrano “Canichu”.
Alcalá de Henares, diciembre de 1998. Publicado por primera vez en el número 4 de la revista Claxon de 1998, del Centro Juvenil Cisneros de Alcalá de Henares. Publicado de nuevo en Noticias de un Espía en el Bar en 1 de julio de 2014 con motivo del 100 aniversario del comienzo de la Primera Guerra Mundial (1914-1918).

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